El piso o suelo pélvico es una estructura compleja y dinámica responsable de la estática pélvica está conformada por músculos, inserciones musculoesqueléticas y abundante tejido conectivo fibroso. En conjunto dan soporte a los órganos pélvicos y abdominales en personas de ambos sexos biológicos. En reposo presenta una forma casi en “V” y al contraerse se horizontaliza.
Una distribución práctica y orientativa para explicar el contenido, es que se compone de 3 compartimentos:
- Uno anterior donde se ubican la vejiga y uretra
- Uno medio donde pueden ubicarse el útero y vagina o próstata y vesículas seminales
- Otro posterior para el recto y conducto anal.
El componente muscular más extenso del piso pélvico es el músculo elevador del ano, este genera una importante resistencia al aumento de la prensión intraabdominal buscando estabilizar los órganos abdominales y pélvicos y también el control de esfínteres para la evacuación y/o retención de la orina y heces. Las cadenas ganglionares pélvicas drenan hacia áreas cercanas. La regulación motora y sensitiva de esta área la provee el plexo sacro, donde el nervio pudendo tiene especial protagonismo, también tiene inervación autonómica adicional.
Como ya había comentado la anatomía y biomecánica del piso pélvico es compleja, pero más intrincada es la inseparable y críptica interrelación funcional que, a fecha actual, no se termina de dilucidar al completo, lo que hace que no sea nada sencillo circunscribir el origen de algunas patologías que comprometen a estructuras abdomino-pélvicas.
NO SE SABE LO QUE SE TIENE HASTA QUE SE PIERDE
Es tremendamente interesante aproximarnos a la relevancia del piso pélvico porque la alteración de su adecuado funcionamiento puede afectar nuestro estado de bienestar y salud global. La disfunción del piso pélvico responde, en esencia, a la incapacidad de ejercer su labor de soporte, protección, velocidad de respuesta y autocontrol. Este panorama lleva consigo alteraciones de la contractibilidad, de la señalización nerviosa o el grado de irrigación sanguínea local, generando importante sintomatología. Se han identificado clínicos asociados a la disfunción del piso pélvico, como la neuralgia del nervio pudendo, proctalgia fugax (espasmos anales), cocidinea (dolor en inserción de músculos del piso pélvico) o síndrome de levator (espasmos en el músculo elevador del ano), además se pueden mencionar las alteraciones en el patrón defecatorio y urinario, prolapso de órganos pélvicos, dolor en pelvis, perineo, uretra, vulva, recto, testículo; urgencia urinaria, perdidas de orina o heces, dolor en las relaciones sexuales, disfunción sexual, molestias continuas o intermitentes en genitales o pelvis.
PERO, CÚAL ES EL ORIGEN?
Los síntomas pueden estar directamente asociados a una disfunción del piso pélvico, o ser consecuencia de la irritación y/o el estímulo en la musculatura lisa (esa fibra muscular que disfruta contrayéndose para cerrar orificios reduciendo espacios…) de órganos como el colon, recto, uretra, vejiga, vesícula seminal, vagina, útero …
Así mismo, es probable sufrir una disfunción del piso pélvico por circunstancias que aumenten la presión intraabdominal, como p. ej. la gestación y el esfuerzo expulsivo del parto, la obesidad, el estreñimiento, la tos crónica, actividades de impacto o que precisan levantar grandes pesos de forma repetida, también otras como traumatismo, cirugías, radioterapia pélvica; sin dejar de mencionar las alteraciones del colágeno o el proceso de envejecimiento.
Sin embargo, la disfunción del piso pélvico es multifactorial, no siempre se logra determinar el origen, un inadecuado funcionamiento puede ser causa, consecuencia o “coexistir” con otras patologías; en este abanico de posibilidades podríamos citar al síndrome de colon irritable, prostatitis, disfunción eréctil, síndrome de genitourinario de la menopausia, cistitis intersticial, endometriosis, vaginosis o cistitis de repetición, entre otros.
Existe una curiosa comunicación entre estructuras y órganos pélvicos, lo que permite explicar procesos clínicos en los que se identifica sintomatología urogenital y digestiva, es decir, es posible que un órgano afectado u lesionado envíe información a otro órgano pélvico orgánicamente sano y genere, en este último, estímulos de activación o dolor; a esta señalización se le denomina sensibilización cruzada. De forma similar la ausencia de mejora de cierta sintomatología como el dolor local, tras un proceso agudo ya remitido y pese al paso de tiempo, nos puede hacer pensar, en una posible sensibilización central, en otras palabras, una memoria del dolor, un cerebro nostálgico que envía información engañosa haciendo que se perciba estímulos inofensivos como amenaza o dar respuestas exacerbadas (p. ej. dolor nociplástico). Como si todo esto fuera poco, algunos autores relacionan la disfunción del piso pélvico con cuadros de ansiedad y depresión o incluso relacionan el empeoramiento de sintomatología pélvica a los niveles de cortisol que genera el estrés.
¿Y AHORA QUE HACEMOS?
Frente a una sospecha contamos con pruebas que ayudan al diagnóstico, algunas de ellas pueden son de imágenes (escopia, ultrasonido, resonancia magnética…) otras son funcionales (electromiografía, manometría, pruebas de tiempo y dinámica del tránsito…) etc., así y todo, la historia clínica y el examen físico exhaustivos son el elemento cardinal para una adecuada valoración; también se incluyen en la valoración diagnóstica, abordaje y seguimiento cuestionarios de disfunción del piso pélvico.
El tratamiento tiene varias aristas, algunos casos precisan de cirugía reparadora, tratamiento farmacológico específico, entre otros, en cierto modo, principalmente hay que destacar a la fisioterapia primaria y especializada, ya que es una valiosa estrategia para prevención y mejora de la disfunción de piso pélvico. Hay amplia literatura que relaciona a la estática pélvica con el equilibrio del ecosistema microbiano, tal parece que una mejora del soporte y biomecánica pélvica evita caer en estados de hiperpermeabilidad local con lo cual disminuye la posibilidad de invasión microbiana de patógenos o comensales a órganos pélvicos. En esta línea, los ejercicios Kegel, así como otras estrategias conservadoras dirigidas al fortalecimiento, flexibilidad y control del suelo pélvico, deben de formar parte de nuestras actividades físicas cotidianas.
El piso pélvico parece ser el gran olvidado de la salud global, no obstante, no podemos ignorar su importancia, ya que claramente representa el talón de Aquiles de nuestra salud digestiva, genitourinaria y sexual y consecuentemente de nuestro estado de bienestar.
Recursos Bibliográficos
1. American Urogynecologic Society/ International Urogynecological Association Pelvic Floor: Foundational science and mechanistic insights for a shared disease model: an expert consensus
2. American Society of Colon and Rectal Surgeons. Pelvic Floor Dysfunction Expanded Version
3. Guía de Asistencia Práctica de la Sección de Suelo Pélvico de la SEGO.
4. Influence of pelvic floor disorders on sexuality in women
5. The Role of Pelvic Floor Muscles in Male Sexual Dysfunction and Pelvic Pain
6. Male chronic pelvic pain: An update
7. Chronic testicular pain as a symptom of pelvic floor dysfunction
8. Sexual Pain Disorders, Vestibulodynia, and Recurrent Cystitis: The Evil Trio
9. Effect of stress urinary incontinence on vaginal microbial communities
10. Pelvic floor muscle dysfunctions in women with deep infiltrative endometriosis: An underestimated association
11. Depression and anxiety in patients with pelvic floor disorders
12. Stress and chronic pelvic pain
13. Pelvic floor muscle training for the prevention of pelvic floor dysfunction
14. The impact of pelvic floor electrical stimulation on vaginal microbiota and immunity
15. The Effect of Pelvic Floor Rehabilitation on Males with Sexual Dysfunction: A Narrative Review
16. Pelvic Floor Muscle Training in Males: Practical Applications
17. Pelvic Floor Physical Therapy for Lifelong Vaginismus: A Retrospective Chart Review and Interview Study
18. Pelvic Floor Muscle Assessment Outcomes in Women With and Without Provoked Vestibulodynia and the Impact of a Physical Therapy Program
19. Pelvic Floor Muscle Training In Women Practicing High-impact Sports: A Systematic Review
20. The role of probiotics in women’s health: An update narrative review
21. Gut microbiome and chronic prostatitis/chronic pelvic pain syndrome
22. Microbiome alterations in women with pelvic organ prolapse and after anatomical restorative interventions
23. Correlation between postpartum pelvic floor dysfunction and vaginal microecological imbalance in late pregnancy
24. Pelvic floor exercises (in men)
25. Ejercicios de Rehabilitación del Suelo Pélvico
Recuperado 17/07/2024