EL OTOÑO TESTICULAR

 

El panorama del business global de la testosterona se mantiene en la cresta de ola (comprimidos, inyecciones, parches, geles…). Actualmente, la prescripción de reemplazo hormonal de testosterona es cada vez más frecuente, especialmente a partir de los 40 años en las personas con testículos a las que se les ha determinado la necesidad de restaurar este eje hormonal.

Existe incertidumbre sobre la/s causa/s u condicionantes que provocan que a escala global los niveles de testosterona total en sangre, en personas de sexo biológico varón, estén presentando valores más bajos en comparación a otras generaciones. Este hecho preocupa a un importante sector de la población debido, entre otras cuestiones, a que a la testosterona se le asocia a vitalidad, ganancia de masa muscular, vigor sexual y también al “éxito” reproductivo.

Los niveles de testosterona van disminuyendo de forma fisiológica aproximadamente a partir de los 30 años en un rango del 0,4 al 2% anual, a un ritmo más o menos constante, sin período de declive estrepitoso e intempestivo.

¿Cómo saber si sufro de déficit de testosterona?

La existencia de diversos puntos de corte para definir “niveles bajos de testosterona” como las dificultades técnicas para su análisis (basadas en espectrometría de masas por encima de métodos de inmunoanálisis), unido a las múltiples etiquetas con las que se ha denominado a la disminución sintomática de los niveles de testosterona (andropausia, menopausia masculina, climaterio masculino viropausia), han dificultado concebir abordajes más precisos y consensuados.

El diagnóstico debe ir precedido por un exhaustivo examen analítico ampliado con otros parámetros de interés y una historia clínica con exploración física completa.

Sin embargo, existen datos más o menos conciliados, para sospechar de una deficiencia androgénica asociada a la edad o síndrome de ADAM (Androgen Deficiency Ageing Male) o hipogonadismo de inicio tardío (LOH), o mejor conocido aún como síndrome de déficit de testosterona (SDT).

Se han informado datos de prevalencia bastante bajos de este síndrome, por lo que el diagnóstico debe realizarse tras un exhaustivo examen analítico ampliado con otros parámetros de interés y una historia clínica con exploración física completa. Las directrices de la Endocrine Society lo definen como un »síndrome clínico» que suma niveles séricos inequívocamente bajos de testosterona (valores por debajo de 300 ng/dl (obtenidos al menos en dos mediciones diurnas)) y signos y/o síntomas sugestivos.

Los síntomas que muestran mayor especificidad diagnóstica son:

  • Pobre erección espontánea matutina o nocturna
  • Disfunción eréctil
  • Disminución de la libido y la actividad sexual.

Los signos más frecuentemente encontrados son:

  • Reducción del vello corporal
  • Disminución del tamaño testicular
  • Aumento de mama (ginecomastia)
  • También disminución del hematocrito.

Además, existen otros síntomas descritos como parte de este cortejo sintomático:

  • Trastornos del sueño
  • Pérdida de fuerza muscular
  • Baja energía y motivación
  • Síntomas depresivos
  • Déficit de memoria
  • Irritabilidad…

Otro dato relevante es la asociación entre el síndrome de déficit de testosterona y la pérdida de masa osteomuscular y el depósito de grasa visceral. Es así como se ha resuelto como predictor independiente de la instalación de síndrome metabólico (obesidad, dislipidemia, hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo II).

Entonces, ¿necesito reemplazo hormonal?

Existen muchos datos a favor que han demostrado que el remplazo hormonal, dentro de niveles fisiológicos, tendría beneficios en algunas personas tras valoraciones individualizadas, principalmente en la función sexual, la masa magra, densidad ósea y perfil cardiometabólico. Sin embargo, todavía está pendiente resolver de forma contundente cuestiones de seguridad cuando se usa a largo plazo.

«… los factores psicológicos y de estilo de vida… tendrían especial implicancia en la afectación de la función gonadal».

En 2018, la Asociación Americana de Urología emitió su guía de prescripción (Testosterone Deficiency Guideline) en un intento de equilibrar criterios para su uso clínico frente a la ya existencia y cada vez más aumento de usuarios y prescriptores.

La Sociedad Europea de Urología, en su Guía de Salud Sexual y Reproductiva (2024), se ratifica sobre su enfoque de 2017 en el que resalta la relación causal entre el síndrome de déficit de testosterona y la mala salud general, obesidad y otras comorbilidades (p. ej., diabetes).

Así mismo, cada vez resuena más el planteamiento del origen multifactorial del síndrome de déficit de testosterona y cobra una alta relevancia el hecho de que además del proceso de envejecimiento, los factores psicólogos y de estilo de vida (trabajo, estrés, el tipo de actividad física, trastornos del sueño) tendrían especial implicancia en la afectación de la función gonadal.

¿Qué otras opciones existen?

El tiempo nos ha demostrado que debemos mirar más allá y abordar los casos en su propio entorno, valorando las diferentes aristas para plantear abordajes más integrados y personalizados.

Tal como se ha descrito, muchos signos y síntomas del déficit de testosterona tendrían un origen multifactorial y no solo producto del proceso de envejecimiento. Los factores psicológicos y de estilo de vida tienen especial relevancia en la instalación de este síndrome clínico.

«Mantener un estilo de vida saludable… podría tener efectos significativamente beneficiosos en los niveles de testosterona».

La carga de estrés reduce la producción de testosterona, interrumpiendo circuitos a nivel de receptores específicos localizados en el sistema nervioso central. Uno de los efectos demostrados del cortisol es la inhibición de la secreción de testosterona. En este marco, el binomio cortisol/testosterona contribuye a modular la acumulación de la grasa visceral. Indicadores como el índice de adiposidad y el área de grasa visceral elevados se han visto asociados a niveles de testosterona más bajos y por tanto a un mayor riesgo de síndrome de Adam.

«Los mecanismos por los que el aporte nutricional podría aliviar parte del cortejo sintomático van desde la supresión de la toxicidad testicular, regulación del feedback hormonal o actuando a nivel de algunas enzimas…

El envejecimiento y un estilo de vida pro-inflamatorio induce estrés oxidativo, reduce los niveles de hormonas sexuales y perturba el equilibrio de ejes hormonales involucrados en importantes funciones sexuales (salud del espermatozoide y de otras células testiculares). Mantener un estilo de vida saludable (actividad física regular y eficiente, adecuada composición corporal, respetar los ritmos circadianos, mantener el estrés a raya, dieta antinflamatoria y antioxidante con aportes específicos, etc.) podría tener efectos significativamente beneficiosos en los niveles de testosterona.

Existen estudios que formulan datos positivos sobre algunos alimentos y suplementos en la mejoría de síntomas asociados al déficit de testosterona o sobre los niveles de esta hormona. Los mecanismos por los que el aporte nutricional podría aliviar parte del cortejo sintomático pasan del poco entendimiento hasta el conocimiento exacto de sus circuitos de acción, como la supresión de la toxicidad testicular, regulación del feed back hormonal o actuando a nivel de receptores o sobre algunas enzimas implicadas. Se ha descrito que la Rodhiola u ashwagandha reducen los niveles de cortisol; por otro lado, la coenzima Q 10 es útil en el abordaje del estrés oxidativo a nivel testicular, así como el resveratrol. Otros de interés son la vitamina E, la vitamina C, el selenio, el Zinc, magnesio, ácido α-lipoico, el Oleuropein, omega 3, ácido linoleico conjugado, los componentes de la pimienta negra, la maca o fenogreco, cada en sus particularidades o en combinación podrían ayudar de alguna manera a mitigar el cuadro clínico ocasionado por el déficit de testosterona.

Sencillamente, el abordaje integrativo permite entender el contexto personal y con ello valorar la mejor opción de manejo para beneficiar a una persona a nivel de su salud global, salud sexual y estado de bienestar personal y familiar.

Recursos bibliográficos

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  2. Testosterone and Aging: Clinical Research Directions.
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  4. Androgen Deficiency in Aging Males (ADAM) Score as a Predictor of Total Testosterone Levels in Type 2 Diabetes Mellitus: A Prospective, Cross-sectional Study
  5. Systematic literature review of the risk factors, comorbidities, and consequences of hypogonadism in men.
  6. Influence of Work on Andropause and Menopause: A Systematic Review
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  8. Evaluation and Management of Testosterone Deficiency: AUA Guideline
  9. Trends in testosterone prescription during the release of society guidelines
  10. Adverse cardiovascular events and mortality in men during testosterone treatment: an individual patient and aggregate data meta-analysis. 
  11. Barriers to diagnosis and accessing effective treatment and support for testosterone deficiency 
  12. Chapter 18 – Benefits and Risks of Testosterone Therapy in Men With Testosterone Deficiency
  13. Effects of long-term testosterone treatment on cardiovascular outcomes in men with hypogonadism: Rationale and design of the TRAVERSE study
  14. EAU Guidelines on Sexual and Reproductive Health
  15. European Association of Urology Position Statement on the Role of the Urologist in the Management of Male Hypogonadism and Testosterone Therapy
  16. Testosterone Prescribing in the United States, 2002-2016
  17. Increased physical activity has a greater effect than reduced energy intake on lifestyle modification-induced increases in testosterone
  18. Protective role of resveratrol on testicular germ cells in mice with testicular toxicity
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  21. Vitamin D treatment improves levels of sexual hormones, metabolic parameters and erectile function in middle-aged vitamin D deficient men
  22. Vitamin D deficiency is independently associated with greater prevalence of erectile dysfunction: The National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES) 2001-2004
  23. Comparison of L-Carnitine vs. Coq10 and Vitamin E for idiopathic male infertility: a randomized controlled trial
  24. Role of Lipoic Acid in Testosterone Production in Males
  25. Linoleic acid promotes testosterone production by activating Leydig cell GPR120/ ERK pathway and restores BPA-impaired testicular toxicity
  26. Effects of Black Pepper (Piper nigrum Linn.) Extract on Sexual Drive in Male Mice
  27. Effect of Lepidium meyenii (MACA) on sexual desire and its absent relationship with serum testosterone levels in adult healthy men
  28. Efficacy and Safety of Common Ingredients in Aphrodisiacs Used for Erectile Dysfunction: A Review
  29. Efficacy and Safety of a Mixed Extract of Trigonella foenum-graecum Seed and Lespedeza cuneata in the Treatment of Testosterone Deficiency Syndrome: A Randomized, Double-Blind, Placebo-Controlled Clinical Trial
  30. Effect of fenugreek extract supplement on testosterone levels in male: A meta-analysis of clinical trials
  31. Oleuropein supplementation increases urinary noradrenaline and testicular testosterone levels and decreases plasma corticosterone level in rats fed high-protein diet
  32. Association between Fish Intake and Serum Testosterone Levels in Older Males: The Hitachi Health Study II

 

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